A lo largo de la vida, muchas personas sufren algún trastorno psicológico y, frecuentemente, casi todos experimentamos dificultades puntuales en el ámbito laboral, de las relaciones interpersonales, familiares, etc.
Se pueden sufrir trastornos sexuales, trastornos del estado de ánimo, como la depresión o los trastornos bipolares, y trastornos de ansiedad, como las crisis de angustia, la agorafobia, la fobia social, el trastorno obsesivo compulsivo, los trastornos de la conducta alimentaria, etc.
Además, se pueden tener problemas en las relaciones interpersonales, como dificultades a la hora de relacionarse socialmente, así como problemas de pareja, familiares, etc.
La separación conlleva siempre una situación de estrés para las personas implicadas. Por ello, en ocasiones es necesario un asesoramiento psicológico, previo a la separación, para ayudar a la separación emocional y a la toma de decisiones.
Será necesario también enfrentar la ruptura de la convivencia, así como mediar para establecer un convenio familiar regulador adecuado. Después de la separación, habrá que reajustar los factores familiares y sociales, así como trabajar los factores psicológicos alterados.
PAREJAS
Las relaciones de pareja pueden interferir o potenciar nuestra salud física y mental.
Pueden ser fuente de estrés o un importante sistema de apoyo emocional y social, favoreciendo la satisfacción y bienestar del individuo.
La intervención psicológica servirá para identificar los factores individuales y de la propia pareja que generan estilos de relación conflictivos, intentando reducir estos factores y mejorando la calidad de la vida en pareja y la satisfacción individual.
La terapia de pareja consistiría en términos generales en: aprender a manejar los conflictos; entrenar habilidades para comunicarse más adecuadamente; aumentar la satisfacción y los agrados mutuos; aprender a ceder, negociar, entender y aceptar al otro; aprender a enfrentar situaciones de crisis como problemas familiares, separación, etc.