¿QUÉ HACE UN PSICÓLOGO CLÍNICO? TRATAMIENTO Y TARIFAS
El psicólogo clínico es un profesional que realiza su trabajo con personas que se encuentran en un momento difícil de su vida o que se encuentran con un problema que requiere la intervención y el asesoramiento del especialista.
El psicólogo clínico es un profesional especializado en el
comportamiento humano, que trabaja en el diagnóstico y en la resolución de
diferentes trastornos psicológicos, y en mejorar la calidad de vida de sus
clientes, de acuerdo a los conocimientos y avances de la ciencia relacionada
con la salud mental y la asistencia psicológica, y siguiendo, en este caso, los
parámetros de la terapia cognitivo–conductual.
De acuerdo a dichos avances científicos, el psicólogo
clínico cuenta con herramientas metodológicas y con técnicas para realizar una
evaluación, establecer un diagnóstico y proponer un tratamiento encaminado a
abordar los problemas de su cliente y a entender los motivos de su malestar.
La intervención del psicólogo clínico no solamente es útil
en situaciones críticas sino que también proporciona recursos para prevenir
posibles problemas y para enseñar estrategias que nos ayudarán a sentirnos más
fuertes y estables en el día a día.
La intervención psicológica se articula a través de dos o
tres entrevistas de evaluación y el tratamiento se realiza mediante sesiones, a
razón de una por semana, que se van espaciando en función de los objetivos y de
la evolución del paciente.
El precio de las consultas psicológicas es de 80 euros. La duración de la consulta es de entre 45 y 50 minutos, aproximadamente.
¿CUÁNDO ACUDIR AL PSICÓLOGO CLÍNICO?
Si nos sentimos sin ilusiones, con tristeza y apatía
continuamente, y nos agobiamos pensando que nuestra vida carece de sentido.
Si todo a nuestro alrededor nos parece oscuro y somos
incapaces de ver nada positivo en lo que nos rodea.
Si nos sentimos solos, si nos cuesta establecer relaciones
con los demás, si sentimos miedos intensos que limitan nuestra vida diaria; si
el temor y la inseguridad son nuestros compañeros en la vida diaria.
Si cualquier situación hace que perdamos el control y
respondamos agresivamente o llorando desconsoladamente.
Si nos obsesionamos con diferentes ideas o pensamientos de
los que no podemos deshacernos.
Si tenemos dificultades en nuestra vida sexual, en nuestras
relaciones de comunicación con nuestra pareja, etc.
¿CUÁNDO ACUDIR AL PSICÓLOGO CLÍNICO PARA CONSULTAR Y
SOLICITAR AYUDA PARA SU HIJO?
Cuando exista un retraso en la adquisición de las
habilidades, destrezas o conductas apropiadas a cada edad, como en el habla, en
el control de esfínteres, diferentes hábitos de autonomía, lectura y escritura,
relaciones sociales...
Cuando veamos que se alargan en el tiempo características
de edades anteriores, como el miedo a dormir solo, a la oscuridad, a los
extraños, a no separarse de la familia.
Muchas veces, los niños muestran su malestar e inadaptación
a través de su comportamiento, por ejemplo, enfadándose, llorando, a través de
cambios bruscos de humor, desobedeciendo, mostrándose negativos, con conductas
disruptivas.
Otras veces, notamos que les pasa algo por las cosas que
dicen o cómo las dicen.
En ocasiones, las manifestaciones de su malestar son más
sutiles, tanto que, a veces, no se las considera problemáticas como, por
ejemplo, estando muy tranquilos, apagados, sin ganas de jugar, no molestando,
siendo siempre muy solícitos...
En cualquier caso, siempre que la familia y/o el colegio
tenga dudas sobra la adecuación o no de ciertos comportamientos o sobre el
manejo de ellos, es conveniente acudir a un profesional, ya que la prevención
es muy importante.
Siempre es bueno realizar una consulta para determinar si
las dificultades de su hija/o aconsejan o no la intervención terapéutica.
La familia y el colegio son la primera y más importante
fuente de información para la evaluación de las dificultades comportamentales o
los trastornos de los niños.
Es muy frecuente el trabajo en equipo con otros
profesionales como psiquiatras, pediatras, neurólogos, logopedas...
En cuanto a la intervención, a veces se lleva a cabo con los
adultos, ya que cambiando ciertas actitudes, pautas educativas, tipo de
relación, comunicación y/o manejando el ambiente, la conducta de los niños mejora
y sus desajustes desaparecen, pudiendo desarrollarse de una manera adecuada,
tanto comportamental, como psicológica y afectivamente.
En otras ocasiones, los propios niños deben acudir a
tratamiento para ser ellos los que adquieran herramientas, habilidades y
“trucos” para resolver sus dificultades.
¿CÓMO CONSEGUIR QUE SU HIJO ADOLESCENTE ACUDA A CONSULTA?
Conseguir que los hijos adolescentes acepten las
indicaciones que les hacemos en lo que se refiere a su comportamiento, estudio,
salud, etc, resulta, en muchas ocasiones, algo difícil: algunas veces, la oposición y
resistencia es una característica de su edad y surge de la necesidad de
identificarse como personas independientes que muestran su criterio frente al
nuestro.
El problema surge cuando nosotros, como padres, consideramos
que hay conflictos que requieren la ayuda de un profesional y ellos nos dicen
que no tienen ningún problema y que el problema es nuestro, negándose a acudir
a la consulta.
Para conseguir que acudan es importante buscar el momento
adecuado y exponerlo con sinceridad a nuestros hijos, expresándoles el nivel de
preocupación que sentimos, sin responsabilizarles directamente, informándoles
de nuestra intención de buscar ayuda.
Es conveniente respetar su decisión, aunque no sea lo que
queremos oír. Como profesionales, difícilmente vamos a poder intervenir sobre
objetivos de cambio con un adolescente que no cree que “haya nada que cambiar”
y que no tiene motivación para iniciar el tratamiento.
No hay que engañarles ni comprarles para que accedan al
tratamiento.
Si nosotros empezamos a cambiar, puede ser que ellos más
adelante se animen.
Por todo esto es factible trabajar sin la incorporación del
adolescente al proceso terapéutico. Cambiar nuestra actitud y nuestra manera de
manejar los conflictos pueden ser factores decisivos para ayudar a nuestro
hijo.
De esta manera, los padres pueden aprender a responder con
eficacia a las situaciones que los adolescentes plantean, adoptando un papel
más adecuado en las diferentes situaciones críticas que se presenten.